útero


Me nazco en amapolas y caricias
me nombro mujer para quererme

me abro un sendero desafiante y atrevido
me permito mirar desde mi misma
me invito a estar erguida
me deshago de miedos
escucho mis latidos
sigo mi estela de intuiciones
me busco y me pierdo en las mareas
me atrevo a mis pasos
sólo míos
me pierdo
me nublo y amanezco nueva
me gusto y me empecino
me caigo y me destrozo en partículas de amores
me enraízo
me despeño
me alboroto
me remonto
me huelo
me desdigo

Vuelvo a llamarme a mí misma
desde el útero,
para gestarme mujer en el silencio,
para decirme entera en la poesía.


© Germana Martin

pájaros ausentes


qué raro esto de sentirte lejos
extrañando esa  noche compartida
que nos unió tal vez en otros cuerpos

adivino rumores y palabras
abrazos con oleadas y tormentas
pero no hay un solo gesto
de tu piel en la mía
ni besos
ni sonrisas
ni manos
ni jadeos

sólo esta larga tarde
con  pájaros ausentes
que salieron a buscarte sin saberlo

©Germana Martin

mi


adentro
nido corazón océano
esta infinita oportunidad
de entibiar mi afelpada cadencia
                                                   de misteriosas voces
oportunísimo tiempo de poemas,
inoportuna prisa,
in-solente primavera,
que me arrastra a renaceres profundos,
allí donde crece el ocioso retoño:
la maravilla.

©Germana Martin
en agradecimiento a Ivana Gisela Álvarez Ricardo por su poema In-productiva.

boca a boca



Tu Varón Sagrado es mi Varón Sagrado.
Compartimos su elixir misterioso,
hecho piel y semilla en hombres infinitos y mortales.
Tu Varón Sagrado arropa estrellas que son únicas,
las mece en el regazo de la tierra
y las fecunda en cada caricia
que llega a la orilla de los sexos.
Varón Sagrado... Mujer Sagrada...
Se beben boca a boca la copa del Misterio.

©Germana Martin

La imagen es la obra "Pareja" de Cristina López Casas
de su blog "Lo pintado, pintado está"
http://loquepintacris.blogspot.com

tu ojo



Para que no me sueñes 
Dejo que tu ojo me atraviese… 
Entonces tu mirada 
Deshace cortezas 
Desenreda hiedras 
Descubre laberintos 
Y me dejo recorrer… 
Te permito el desembarco 
En mis orillas… 
Esta soy yo 
Con duende 
Con palabras 
Con mirada 
Esta soy yo 
Con tanto por sanar como por vivir 
Con tanta vulnerable manía de seguir creciendo 
Con tanto para mostrarte 
Con tanto miedo 
Con tanto fuego 
Con tanta risa 
Con tanto por decirte 
Esta soy yo 
Con vulva dorada y ojos de sirena 
Con uñas y lengua 
Con dulces placeres aprendidos 
Con ganas y desganos 
Con suspiros jadeos y llantos 
Con tanto por sanar… una y otra vez 
Con tanto por soltar 
Con tanto para dar 
Con tanto por pedir 
Esta soy yo 
Contradictoria vulnerable empecinada 
Tentada por la lejanía a cada paso 
Crisálida de mieles 
Niña en cuerpo de mujer 
Alma en cuerpo de niña 
Solitaria niña que no quiere buscarte 
Esta soy yo 
Sin máscara sin filtros sin radares 
Huelo a un lejano momento 
Huelo a una playa que nunca fue nuestra 
Huelo a un adiós, a un buen día 
Huelo a las flores y los dedos mojados por la lluvia 
Huelo a vos y a tu perfume adivinado 
Huelo a lo que es nuestro 
Huelo a jazmines y luciérnagas 
Huelo a polvo viento ruinas 
Huelo a mí… 
Esta que soy 
Esta que seré sin vos hasta el encuentro 
Y como no sé de ocultamientos ni de huidas 
Se me escapa mostrarte hasta lo que no quiero 
Lo que aborrezco lo que ignoro lo que se fue… 
Se me escapan estas palabras una vez más 
Para que me veas así 
Esta que soy 
Sin vueltas ni ademanes 
Con voz y caricia 
Rubia revolucionaria de tus primaveras 
Huracán deseado y presentido 
Mujer que va 
Para naufragar una vez más 
en la tormenta de tu ojo,
en el mar con estrellas de tu mirada.

©Germana Martin

mujer flecha


De mi vientre tibio 
se dispara 
una flecha de fuego... 
Y me vuelvo esta mujer lanzada al firmamento, 
una diosa o luciérnaga 
que arroja su deseo al infinito, 
que arremete con él, lo empuja, lo deshiela, 
lo atraviesa con relámpagos y cielos, 
le da vida y sustento, 
lo lleva con sus alas y volcanes, 
lo mece, lo pierde, lo despierta... 
Disparada como una flecha 
mi voz de crisálida 
trae risa de estrellas a mi boca 
y el deseo salvaje de regresar a mí misma 
veloz, liviana y libre, 
para parirme mujer 
alumbrada de faros, 
escondida de nubes, 
perfumada de bosques y de fiestas. 



©Germana Martin


tango y sirena




Ya conoces mi indómita marea,
un oleaje bravío de tango y sirena.
Pero hay un deseo de anclaje
que te trae a mis puertos,
a mi bahía de luna que se entrega.
Y te bebes de un sorbo,
mi boca huracanada,
enredado en naufragios y poemas.
Arrojado a la orilla de mis piernas
con el cielo en las manos,
cavas en mi cuerpo tus palabras
y me dejas con sigilo
mientras duermo:
tu espuma de varón,
tus  castillos de arena.

©Germana Martin

un scargot glisse sur toi



Boca abajo 
a cielo abierto 
un caracol se desliza tibio sobre tu espalda 
y con su baba dorada pinta un camino nuevo de caricias 
¿quién le dijo a la primavera que regrese 
cuando vos me mirás desde tan lejos 
y yo me quedo aquí, perdida entre mis pétalos?
 


©Germana Martin

a mis amigos poetas


Ellos beben las palabras como el vino,
embriagándose de amores, 
saboreando el licor de las estrellas.
Ellos cantan como druidas suburbanos,
con la voz del silencio: 
el fuego y la belleza.
Ellos tejen revoluciones solitarias, 
hasta quedarse desnudos 
como fieras.
A veces doloridos por la herida
se convierten en dragones 
o cometas...
Pero siempre, 
son príncipes y azules,
con sabor a tabaco y a revuelta.
Y me dejan, al rozarme con su aroma,
hecha mujer 
de sangre y de poesía,
hecha mujer
de sonrisa y madreselva.

©Germana Martin

no vengas a parirme

¿cuántas formas hay de decirte adiós?
puedo sugerir que saques tu rayo de mi vientre
que me sueltes las redes del cabello
que liberes mis tormentas de tus ojos
puedo mirar hacia otro nido
otro pecho otro cielo otra cáscara abierta
y dejar de buscarte en las hojas violetas del río
o suicidada y tozuda
puedo arrojarme al barco que naufraga
y hundirme en este océano de sales y medusas
en esta sangre que gotea como baba de miedo

pero puedo simplemente
hoy
decirte adiós
desenredando mis largas piernas de las tuyas
soltando mis amarras de tu fuego
de los corales de tus dedos
de la tibia balsa de tu cuerpo

y descubrir con alivio y sorpresa
esta luna preñada de mí misma
que se asoma para crecer
en mi tierra deshabitada y fértil
que sólo yo
vacía de mí
sola de mí
madre de mí
fecundo y gesto

no vengas a parirme

voy a nacer de nuevo
del silencio.

©Germana Martin

nuestra huída


estás allí
rendido
aplastando los minutos
con los dedos
bebiéndote las estrellas
hasta el fondo del universo
emborrachándote solo
caído a pedacitos
aferrado al peñasco de hielo
de esta ausencia
mirando desde lejos
el abismo del último abrazo
arañando el nido
deshuesando el dolor
de no estar juntos
estoy aquí
perdida
rodeada de fantasmas
que no tienen consuelo
que salen a buscarnos
en las frutillas
los taxis
las gaviotas
en un paranacito
que se secó de besos
y esta tormenta
que nos sigue
nos sigue
a todas partes
nos arroja
desnudos
al naufragio
y entonces tiemblo
pensando en mis mareas
que se quedan sin vos
y sin tu dulce faro
sigo cargando
con esta luna herida
que se asoma cada noche
en los espejos
preguntando
por la rubia mañana
que dormía a tu lado
enredada en tu aliento
y en tu pelo
hoy
sola se despierta
sin orilla ni río
con palabras perdidas
en los barcos hundidos
con tus brazos anclados
en puertos de silencio.

©Germana Martin

rumor



hay un rumor extraño entre los pinos
es tu voz de poeta con aliento a sol
tu mirada de lago me sostiene
en nuestra profunda soledad
donde vos te asomás a mi océano
y yo me despeñasco en tu silencio
y ruedo, 

ruedo eternamente
al amor que perdimos.

©Germana Martin

sucede que me ama


Cuando sucede lo que sucede, 
dejo de revolver cajones, saltar escombros, 
desmigajar recuerdos. 
Abro todas las ventanas 
y compruebo entonces 
que hay dos soles, 
dos lunas, dos silencios. 
Dejo de mirar hacia adelante o hacia atrás 
y sólo miro hacia dentro, 
donde habita él y su misterio. 
Me olvido de semáforos, relojes, 
despedidas, señales. 
Cuando sucede lo que sucede, 
el celular al sonar se vuelve campanario, 
repleto de golondrinas, 
y entonces corro, me despliego, 
me ovillo, me hago manta y estela.
Y todo, pero todo, tiene un sabor desconocido: 
su zumo de varón, 
su marea de semen, 
su labio de frambuesa. 
Consulto oráculos inciertos, 
deshojo margaritas solitarias 
y hasta veo su rostro en los espejos 
Cuando sucede lo que sucede, 
decido hacer arder el bosque 
con un incendio de poemas. 
Y siento que mis piernas se vuelven lentos arcos, 
curvados puentes, para que corran sus ríos y simientes. 
Y entonces de mi vulva se deslizan hebras de miel 
para el encuentro con su boca 
Abro los cerrojos, levo los puentes, 
dinamito los muros, 
e invito al desembarco de sus naves 
Le ofrezco lo más tibio, lo más húmedo, lo más cierto, 
mi orquídea primitiva. 
Cuando sucede lo que sucede, 
Él toma de rehén 
cada mirada, cada piel, 
cada beso, cada gesto. 
Y me deja de pie, 
desnuda de preguntas, 
frente a sus ojos, 
con la boca de rosa, 
con el plexo de mar, 
con el cielo fecundo, 
Él me siembra de amor 
y deshace mis pétalos. 

©Germana Martin